Los precios de los alimentos han experimentado un aumento dramático entre 2020 y 2024, comparable a la crisis de los años setenta, según la FAO. Este incremento se atribuye a una combinación de factores globales, incluyendo la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania, que han interrumpido las cadenas de suministro y elevado los costos de producción. La inflación alimentaria alcanzó un pico del 13,6% a principios de 2023, afectando especialmente a las poblaciones más vulnerables. Para mitigar futuras crisis alimentarias, se recomiendan medidas como apoyos fiscales focalizados y coordinación en políticas económicas.