La situación en Gaza se torna cada vez más crítica, con un alarmante 40% de las instalaciones de producción de agua potable aún en funcionamiento. Sin embargo, este porcentaje podría desvanecerse en cuestión de semanas si no se restablece el suministro de combustible necesario para su operación.
Los niños, que ya sufren las consecuencias de la desnutrición provocada por la escasez de alimentos, ahora enfrentan una nueva amenaza: la falta de agua. La población del enclave se ve obligada a arriesgar su vida para recolectar suministros de ayuda, mientras la muerte y el sufrimiento son una constante en su día a día.
Desesperación ante la crisis humanitaria
A medida que las condiciones empeoran, los habitantes de Gaza se encuentran atrapados en un ciclo de desesperación. La lucha por acceder al agua potable se ha convertido en una batalla diaria, donde cada gota cuenta y cada intento puede resultar fatal.
Las organizaciones humanitarias advierten que sin una intervención inmediata, la situación podría llegar a ser insostenible. La comunidad internacional está llamada a actuar ante esta crisis humanitaria que afecta a los más vulnerables: los niños.