Cada vez es más visible el éxodo de melillenses que abandonan de manera definitiva la ciudad. Jóvenes que terminan sus carreras, familias que se mudan a la Península, jubilados que deciden irse. Y junto a ellos, los que no vienen. “A los funcionarios, médicos, profesores o profesionales les cuesta optar por Melilla si pueden escoger otro destino”, subraya José Miguel Tasende, presidente de VOX Melilla.
Es verdad que el dudoso horizonte económico tiene mucho que ver con esta tendencia, pero hay más factores además del económico. “Nuestra ciudad experimenta una transformación forzada para borrar su estilo de siempre e imponer otro que nunca fue”, señala Tasende. Además, “las posibilidades de ocio no son iguales a las de otras ciudades españolas, ni las tradiciones y las costumbres también nos las están cambiando”, añade el presidente local.
Los servicios públicos dejan mucho que desear, “empezando por algo tan elemental como el agua, pero también servicios básicos como la sanidad y la educación”, apostilla la formación. Los transportes que son fundamentales van a peor en vez de mejorar e incluso en el respeto al medio ambiente, “nuestras autoridades mantienen a Melilla en el tercermundismo con una pista de carros convertida en un vertedero, la tala masiva de árboles o la nueva concesión por 35 años de la planta de generación en el centro de la ciudad”, asevera Tasende.
“Melilla se vacía porque deja de ser atractiva y deja de ser atractiva porque las autoridades están haciendo lo contrario de lo que necesitamos”, sentencia VOX Melilla. “En vez de mantener la identidad y cambiar la economía, pretender cambiar la identidad y mantener la economía, en vez de seguir siendo la Melilla española de siempre con una economía orientada al resto de Europa quieren una Melilla convertida en barrio pobre de Nador y con la misma economía de contrabando de antes”, sentencia José Miguel Tasende.
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