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La agresión del joven afgano enturbia el debate sobre refugiados en Alemania

Los conocidos del atacante lo describen como alguien "musulmán pero no radical" que vivía con una familia de acogida y con posibilidades de encontrar trabajo

martes 19 de julio de 2016, 15:35h

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La sospecha de la noche del lunes va poco a poco deslizándose hacia la certeza. El afgano de 17 años que agredió con un hacha y un cuchillo a los pasajeros de un tren regional cerca de la localidad bávara de Wurzburgo, al sur de Alemania, tenía algún tipo de motivación islamista.
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Alemania ya ha sufrido otras agresiones que en principio podían parecer islamistas, pero que al final se atribuyeron a personas con problemas mentales sin motivaciones políticas. Pero ahora se une el grito de “Alá es grande” pronunciado por el agresor y la bandera del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) hallada en su habitación. Y, además, el grupo yihadista reivindicó el ataque en la mañana del martes.

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El posible móvil islamista y la condición de solicitante de asilo del agresor amenazan con complicar aún más la posición del Gobierno de Angela Merkel, que el año pasado fue tan criticado como alabado por acoger a un millón de refugiados.

Al contrario de lo ocurrido en Francia la semana pasada tras el atentado de Niza, la clase política alemana ha reaccionado sin reproches al Gobierno por el ataque. La mayor polémica de las últimas horas ha surgido después de que Renate Künast, una exministra y destacada dirigente de Los Verdes, se cuestionara en Twitter por qué la policía había matado al agresor cuando huía, en lugar de reducirlo sin violencia. El tuit le ha valido a Künast una oleada de críticas e incluso la respuesta oficial de la policía de Baviera.

Pero la ausencia del rifirrafe político no oculta una preocupación creciente en Alemania ante la amenaza yihadista y el miedo a que una minoría de refugiados pueda radicalizarse. Así ocurrió con el adolescente que agredió a una familia de turistas procedentes de Hong Kong y a un amigo también asiático. Las autoridades dijeron que temen por la vida de dos de las víctimas.

El afgano, llegado a Alemania hace poco más de un año sin familia y siendo menor de edad, se radicalizó en las últimas semanas de forma autónoma, según dijo el ministro del Interior bávaro, Joachim Herrmann, en una pauta que recuerda a la del terrorista de Niza. El político bávaro aportó como indicios del proceso de autoislamización la bandera del ISIS pintada a mano, así como un texto en pastún –uno de los idiomas oficiales de Afganistán - en parte con caracteres arábigos, en parte con escritura latina. Por ahora no se han encontrado vínculos del agresor con redes islamistas radicadas en Alemania. Este caso ha abierto un debate sobre la facilidad de radicalización de los adolescentes no acompañados que llegaron como refugiados a Alemania.

El joven había vivido en un centro para refugiados –“Un refugio especialmente bueno”, según el ministro-, y vivía desde hace dos semanas con una familia de acogida. Sus conocidos lo describen como una persona de creencia musulmana, pero ni radical ni fanático. El joven había trabajado en prácticas en una panadería y tenía posibilidades de obtener un empleo, según informa la agencia DPA. “Para todos los que le conocían es totalmente incomprensible lo que ha ocurrido”, añadió el ministro.

Al margen de las circunstancias personales del atacante, el suceso del lunes en Baviera contribuirá a empeorar la imagen de un colectivo que, según las estadísticas oficiales, no comete de media más delitos que el resto de la población. Al igual que ocurrió con las agresiones masivas a mujeres en la pasada Nochevieja en Colonia, la desconfianza y los recelos crecerán. Una reciente encuesta elaborada por la Fundación Mercator y la Universidad de Bielefeld mostraba que una mayoría de alemanes cree que la llegada de solicitantes de asilo aumenta el riesgo de atentados.

El clima de miedo se extiende rápidamente. Según un estudio elaborado por la aseguradora R+V, casi tres cuartos de los consultados mencionan el terrorismo como su mayor miedo. Por primera vez desde que se hace la encuesta, este es el peligro más citado. Hace solo tres años, en la escala del miedo destacaban otros problemas como la depreciación del dinero, las catástrofes naturales o los problemas para recibir cuidados en la vejez. Entonces, solo el 40% de los consultados colocó al terrorismo en primero lugar.

A este ambiente de incertidumbre se unió el martes la confirmación de que entre las víctimas del atentado de Niza de la semana pasada se encuentran tres alemanas: dos estudiantes y su profesora de una escuela berlinesa.
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