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A pesar de todo; Pedro Sánchez
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(Foto: PSOE)

A pesar de todo; Pedro Sánchez

Por José Luis Úriz

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Hay quien me achaca ser demasiado bueno a la hora de valorar lo que está ocurriendo en el PSOE.

No entienden que, a pesar de lo mal que se portaron conmigo, siga defendiéndoles a capa y espada, incluso a personajes como Santos Cerdán, que tanto hizo para impedir mi vuelta a la que yo consideraba debía ser la “Casa común de la izquierda”. Término acuñado por mi añorado amigo Enrique Curiel allá por 1990.

Santos Cerdán fue quien, siendo secretario de organización del PSN urdió un siniestro plan para que, engañándome a mí y al PSC en el que militaba, tras la victoria de Pedro Sánchez apareciera una doble militancia mía en PSC y PSN, que me obligó a borrarme del primero para después hacerme desaparecer del segundo. Salvador Illa como secretario de organización del PSC es testigo de ello.

A pesar de este hecho, engañado por mi impresión personal, puse la mano en el fuego por él, asegurando que estaba convencido de que no era un personaje corrupto. Ahora mismo cuido con cremas esa mano abrasada.

Si existe una persona defensora del socialismo y del gobierno progresista más decepcionada y machacada, soy yo. Jamás pensé que esto pudiera ocurrir. Entiendo pues que la misma sensación invada a una parte de nuestros votantes y simpatizantes, que, entre cabreados y perplejos, observan este lamentable espectáculo de grabaciones y mensajes, muchos de ellos absolutamente obscenos.

Pero a pesar de todo aunque pueda parecer incomprensible, mantengo mi apoyo condicional al PSOE, al gobierno y especialmente a Pedro Sánchez.

¿Por qué, se deberán preguntar los lectores de esta sentida reflexión?

Pues por algo al mismo tiempo sencillo y complejo: porque a día de hoy los únicos que pueden impedir el acceso del fascismo al gobierno de mi país son ellos, el PSOE, el gobierno y en última instancia Pedro Sánchez, que es el que tiene la capacidad de decidirlo.

La alternativa no es otro gobierno progresista diferente, ni otra coalición del mismo color diferente, ni siquiera una derecha civilizada, moderna, europea diferente, la alternativa es un gobierno del PP y VOX, de Feijóo y a su derecha Abascal que viene acompañado de gentes como Ortega Smith.

Sí, sí, ese que el otro día acompañaba a ese grupo de fascistas, nazis, con banderas que al verlas me pusieron los pelos de punta recordando tiempos siniestros que por nada de mundo deseo que vuelvan.

Gentes violentas, facinerosas, racistas, homófobas, enemigos del progreso, de todo aquello que defiendo desde que tengo uso de razón.

Esos que para que no nos quede ninguna duda vuelven a pactar presupuestos en Valencia (aquí de manera ignominiosa después del lamentable comportamiento de Mazón), Murcia y Baleares, pero seguro que a continuación vendrán Aragón, Castilla y León, o Extremadura.

Pactos que recogen todos los planteamientos reaccionarios de VOX, que nos alejan de la senda de progreso trazada desde el gobierno central.

Pero como señalaba no es un apoyo incondicional, lo que ha ocurrido no da para eso. Tiene condiciones. Que bajo ningún concepto cambie el rumbo de su gobierno, que vigile con más esmero lo que está cerca y que se rodee de gentes que sean más leales a las ideas progresistas, que fieles a su persona.

Se me ocurre recomendarle algunos. Por ejemplo quien compitió con él por su izquierda en 2014; José Antonio Pérez Tapias, Odón Elorza, o por qué no, gentes como el que escribe estas líneas forjadas en mil batallas, como el famoso libro “Así se templó el acero” de Nikolái Ostrovski, que tanto me impresionó en mi adolescencia y que marcó mi comportamiento personal y político.

Pedro Sánchez debe entender que quizás este sea el último eslabón de su manual de resistencia que le ancla en la presidencia del gobierno, que puede ser la última oportunidad suya y nuestra.

El último CIS que tan desapercibido ha pasado entre este maremagnun de información y sensaciones así lo indicaba.

A pesar de todo les seguimos apoyando.

Pero que no tiente más a la suerte, nos jugamos demasiado.

Debe aguantar hasta 2027 y ahí volver a ganar las elecciones. Quizás en las siguientes de 2031 ya hayan desaparecido de escena personajes como Feijóo y Ayuso y el PP lo dirija alguien como Moreno Bonilla más sensato y moderno que esa vez sí les lleve a la Moncloa, pero esta vez sin la rémora de VOX.

Ese margen hasta 2031 debe servir para consolidar todo lo conseguido en la macro economía y al mismo tiempo para corregir los fallos en la micro economía, especialmente lo referido a la máximo preocupación de nuestra ciudadanía; la vivienda.

Oído cocina Pedro Sánchez, a pesar de todo te seguimos apoyando, no lo vuelvas a estropear de nuevo.

Veremos.

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