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Foto de Aldeas Infantiles SOS
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Acoso escolar: ¿Cómo detectarlo y por qué se produce?

lunes 22 de noviembre de 2021, 10:27h

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La pandemia ha supuesto un punto de inflexión en cuanto al acoso escolar. La semi-presencialidad en los colegios e institutos y las restricciones han llevado a que baje la tasa desde picos superiores al 50% hace solo cinco años hasta el 15,2%, según apuntan los últimos estudios.

El Gobierno es menos optimista al respecto y, la pasada semana, apuntaba durante el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar a cifras del Informe PISA 2018, que elevaban el dato hasta el 17% de los alumnos. No obstante, ambas referencias apuntan a una mejoría inequívoca, algo que no se ha dado en el resto de países, donde uno de cada tres estudiantes ha sido víctima de bullying en el último mes, según la UNESCO.

Las agresiones más frecuentes están relacionadas con la difusión de rumores, algo que ha venido parejo al incremento de las agresiones en grupo contra una sola persona. El aislamiento se encuentra a la par que los empujones, los golpes o las patadas, aunque va haciendo cada vez más mella el ya conocido como ‘ciberacoso’, es decir, amenazas a través de las redes sociales, grabar vídeos o tomar imágenes de la víctima en cuestión para ridiculizarla en internet… Y todo esto, motivado en gran parte por “ser diferente”, por un aspecto físico “raro”, aunque también siguen influyendo el país de origen, el nivel económico o la orientación sexual.

Por otro lado, cabe destacar que, pese a que cada vez son más los alumnos que denuncian este tipo de situaciones, tanto a padres como a profesores, todavía uno de cada cinco reconoce no hacer nada para frenar los ataques, e incluso llegan a participar en ellos, por miedo a convertirse en diana de los agresores.

¿Cómo actuar ante el acoso?

No es tarea fácil. Como comentábamos, muchas veces son los propios alumnos los que “tapan” situaciones pese a ser conscientes del sufrimiento que estos actos causan en la víctima. Es cuando se repiten en el tiempo cuando los expertos lo catalogan como acoso, cuando se produce ese desequilibrio entre agresores y damnificados, que quedan paralizados ante los ataques, llevándoles a guardar silencio durante una media de entre 12 y 15 meses hasta que comienzan a exteriorizar el problema.

Lo principal es que tanto padres como profesores estén alerta ante cualquier signo de alarma. La educación es la herramienta clave ante este tipo de situaciones para, sobre todo, aportar la confianza necesaria a la persona que está sufriendo el acoso, que en ocasiones cree que lo merece ante esta falta de autoestima que se ha ido generando con el tiempo, y explicarle todas las acciones que se pueden tomar.

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“Siento que me voy a morir”

Precisamente esta semana, una madre ha hecho pública una nota que su hija, de solo 12 años de edad, le escribió relatando su pesadilla. Unas palabras que se han hecho virales y que han ayudado a entender a la sociedad la severidad del problema: “no paro de temblar y no puedo respirar, mamá, por favor, tienes que hacer algo”. Insultos, burlas, mensajes amenazadores… Un año de bullying continuo que la joven llegó a somatizar con vómitos y fiebre cada vez que tenía que acudir al colegio. Ahora, se encuentra en terapia, aunque llegó a confesar que “no quería seguir viviendo así”.

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