Los recortes en la ayuda humanitaria en la región de Gambella, Etiopía, están poniendo en grave riesgo la vida de más de 395,000 personas refugiadas, principalmente sursudanesas. La reducción del apoyo de donantes clave como USAID ha llevado a una disminución drástica en servicios esenciales, incluyendo la distribución de alimentos y atención sanitaria. Actualmente, los refugiados reciben menos del 30% de las calorías diarias recomendadas, lo que agrava la desnutrición infantil y aumenta el riesgo de enfermedades como la malaria. Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte sobre el colapso inminente de los servicios básicos y hace un llamado urgente al Gobierno de Etiopía para fortalecer la integración de los refugiados en los sistemas locales de salud.
Las condiciones de vida de los refugiados en la región de Gambella, Etiopía, están empeorando a un ritmo alarmante debido a recortes significativos en la ayuda humanitaria. Esta drástica disminución se atribuye principalmente a la reducción del apoyo por parte de donantes clave como USAID, lo que ha impactado gravemente en servicios esenciales como la distribución de alimentos, atención médica, acceso al agua potable y saneamiento.
Desde 2014, Gambella ha sido hogar para un gran número de refugiados, mayoritariamente provenientes de Sudán del Sur. Actualmente, más de 395.000 personas residen en siete campos, incluido el campo de Kule, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) ha estado proporcionando atención sanitaria durante más de diez años.
La reducción generalizada de financiación humanitaria ha llevado a la suspensión de programas nutricionales en cuatro de estos campos, dejando a aproximadamente 80.000 niños menores de cinco años en riesgo inminente de desnutrición. Nyauahial Puoch, madre y refugiada, relata que “recibimos alimentos una vez al mes —maíz, trigo y sorgo— pero siempre se agotan antes de que termine el mes”. Su hija fue diagnosticada con desnutrición.
Desde octubre de 2024, los residentes del campo de Kule reciben tan solo 600 calorías diarias, menos del 30% del mínimo recomendado. Otros campos enfrentan situaciones similares; las interrupciones en la cadena de suministro internacional y la falta de fondos han ocasionado que la distribución alimentaria se detenga durante meses.
El aumento del número de pacientes también es evidente. En 2025, MSF ha registrado un incremento del 55% en el ingreso de niños a sus centros de alimentación terapéutica. Kuoth, otra madre refugiada, comparte su experiencia: “Caminamos tres horas desde nuestro hogar en el campo Akula para llegar al hospital. Nuestra hija tuvo que ser hospitalizada durante 15 días debido a tos, diarrea y desnutrición grave”.
El departamento de consultas externas ha visto un aumento del 58% en las visitas, muchas provenientes de campos cercanos donde los servicios han desaparecido debido a recortes financieros. La atención prenatal también ha crecido un 72%, reflejando una creciente necesidad por parte de las mujeres refugiadas.
"Estamos recibiendo más pacientes porque muchos servicios ya no están disponibles localmente", indica Armand Dirks, coordinador de proyectos en Gambella. "Tememos que esta cifra siga aumentando".
Los recortes han reducido también las actividades preventivas contra enfermedades, especialmente contra la malaria. Con el inicio de la temporada lluviosa entre mayo y octubre, se anticipa un aumento significativo en los casos. En julio pasado, MSF reportó un incremento del 125% en pacientes con malaria comparado con el mes anterior.
Dado que este año se han limitado las actividades clave para prevenir la malaria —como distribución de mosquiteras y fumigación— existe una preocupación creciente sobre cómo controlar la propagación entre una población vulnerable expuesta a condiciones insalubres.
"La ausencia notable de muchas ONG se siente profundamente", afirma Dirks. "Los servicios que antes apoyaban a esta comunidad han desaparecido". En Kule, MSF ofrece atención primaria y secundaria junto con otros servicios vitales como salud materno-infantil y programas nutricionales.
"Estamos haciendo todo lo posible", concluye Birhanu Sahile, coordinador médico adjunto. "Sin embargo, las necesidades superan ampliamente nuestra capacidad actual". Se hace un llamado al Gobierno etíope para adoptar medidas decisivas que integren a los refugiados dentro del sistema local y fortalezcan su infraestructura sanitaria frente a futuros recortes.
Cifra | Descripción |
---|---|
395,000 | Número de personas que viven en los siete campos de refugiados en Gambella. |
80,000 | Número de niños menores de cinco años en riesgo de desnutrición. |
600 | Calorías diarias recibidas por las personas en el campo de Kule (menos del 30% del mínimo recomendado). |
55% | Aumento en el número de niños ingresados en el centro de alimentación terapéutica en comparación con el año anterior. |
58% | Aumento en el número de visitas a consultas externas comparado con el mismo periodo del año pasado. |
Las condiciones de vida de las personas refugiadas en la región de Gambella se están deteriorando rápidamente debido a los recortes en la ayuda humanitaria, afectando servicios básicos como la distribución de alimentos, atención sanitaria, acceso al agua potable y servicios de saneamiento.
La fuerte disminución de la ayuda humanitaria se debe principalmente a la reducción global del apoyo de donantes clave como USAID.
Más de 395.000 personas viven en siete campos, incluyendo el campo de Kule, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) presta servicios desde hace más de una década.
Aproximadamente 80.000 niños menores de cinco años están en riesgo de sufrir desnutrición debido a la suspensión de servicios nutricionales en varios campos.
Se ha registrado un aumento significativo en el número de pacientes que buscan atención médica, lo que indica una creciente demanda debido a la retirada de muchas ONG por recortes financieros.
MSF está mejorando sus servicios y planea establecer un puesto dedicado a la malaria para hacer frente al aumento esperado en los casos durante la temporada lluviosa.
Se insta al Gobierno a adoptar medidas claras para promover la integración de las personas refugiadas en los servicios locales y reforzar el sistema sanitario actual para soportar futuros recortes.