Burundi ha cerrado su segunda intervención de emergencia para atender a más de 17.000 refugiados congoleños en el campamento de Musenyi, que han huido de la inestabilidad en la República Democrática del Congo. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha trabajado para mejorar las condiciones de salud, especialmente ante el aumento de casos graves de malaria. A pesar de los esfuerzos realizados, persisten problemas críticos como la escasez de medicamentos y el acceso limitado a atención médica, lo que sigue afectando a esta población vulnerable. La situación continúa siendo preocupante, ya que se espera un incremento en el número de refugiados debido a la violencia en su país de origen.
Burundi: cierre de la segunda intervención de emergencia para refugiados congoleños en Musenyi
Desde el inicio del año, la inestabilidad en el este de la República Democrática del Congo (RDC) ha llevado a decenas de miles de personas a buscar refugio en Burundi. En el sureste del país, más de 17.000 refugiados se encuentran actualmente en el campamento de Musenyi.
Las condiciones de vida en el campamento son precarias, con un acceso limitado a servicios de salud, lo que ha propiciado la propagación de enfermedades, especialmente la malaria. Tras una primera intervención a principios de año, Médicos Sin Fronteras (MSF) implementó una segunda fase durante el verano para mejorar el tratamiento y prevención de esta enfermedad.
En julio, varios niños, incluidos Ismael y Crispin, recibieron tratamiento por malaria grave en la unidad pediátrica del Hospital del Distrito de Gihofi. Estos pequeños fueron trasladados desde Musenyi, a casi 80 kilómetros, donde las instalaciones sanitarias locales están desbordadas y carecen de medicamentos suficientes.
El Dr. Jean-Claude Cishahayo, responsable de la intervención en Gihofi, destacó que “el pico estacional de malaria ha generado un aumento significativo en los casos graves”, complicados por anemia severa y otras afecciones críticas. La falta de recursos médicos ha resultado en complicaciones fatales entre los pacientes.
Ante esta situación crítica, MSF desplegó equipos adicionales en junio para apoyar al hospital local y reforzar la atención a grupos vulnerables como niños y mujeres embarazadas. Se proporcionó una ambulancia para facilitar traslados y se aumentaron las camas disponibles en la sala pediátrica.
Además del apoyo hospitalario, MSF intensificó las medidas preventivas dentro del campamento. Durante la intervención inicial en abril, se distribuyeron 8.000 mosquiteras tratadas con insecticida y se llevó a cabo una campaña de vacunación contra el sarampión que benefició a 8.500 niños.
A principios de agosto, se realizó una campaña masiva de fumigación para reducir el riesgo de malaria mediante la aplicación de insecticida en 1.146 refugios comunales. Estas acciones buscan mitigar los riesgos asociados con la proliferación del mosquito portador.
A pesar de estas intervenciones, las necesidades básicas siguen siendo abrumadoras. Los refugiados continúan denunciando la escasez crónica de medicamentos y los retrasos en los traslados médicos urgentes. Adélaïde Ouabo, coordinadora de proyectos de MSF en Burundi, enfatizó que “es evidente que esta población vulnerable necesita más apoyo médico”.
A medida que persiste la violencia en RDC, nuevos refugiados continúan llegando a Burundi. El Gobierno burundiano y ACNUR han iniciado un proyecto para ampliar el campamento original diseñado para 10.000 personas hasta alcanzar una capacidad para 30.000.
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 17,000 | Refugiados en el campamento de Musenyi |
| 8,000 | Mosquiteras tratadas con insecticida distribuidas |
| 8,500 | Número de niños inmunizados contra el sarampión |
| 30% | Tasa de mortalidad entre niños menores de cinco años trasladados desde Musenyi durante el pico estacional de malaria |
Desde principios de año, decenas de miles de personas han huido de la inestabilidad en el este de la República Democrática del Congo y han buscado refugio en Burundi. Actualmente, más de 17.000 refugiados viven en el campamento de Musenyi.
MSF llevó a cabo una segunda intervención de emergencia para mejorar el tratamiento de la malaria grave y ayudar a prevenir su transmisión entre los refugiados, especialmente niños y mujeres embarazadas.
Las condiciones de vida son malas, con acceso limitado a atención sanitaria y escasez crónica de medicamentos, lo que ha llevado a un aumento en la propagación de enfermedades como la malaria.
Se distribuyeron mosquiteras tratadas con insecticida, se realizaron campañas de vacunación y se instalaron sistemas repelentes de mosquitos en los refugios comunales para reducir el riesgo de malaria.
MSF desplegó equipos médicos al hospital local y proporcionó ambulancias para facilitar los traslados desde y hacia Musenyi, además de aumentar el número de camas disponibles para pacientes.
A pesar del apoyo brindado, persisten enormes necesidades en cuanto a atención sanitaria básica y suministro adecuado de medicamentos, así como problemas logísticos para emergencias médicas.