La violencia en la provincia de Cabo Delgado, Mozambique, ha provocado un aumento alarmante de desplazamientos masivos, siendo la mayor ola desde febrero de 2024. Más de 50,000 personas han sido forzadas a abandonar sus hogares debido a ataques por grupos armados. Las familias, incluyendo niños y ancianos, buscan refugio en condiciones precarias en Chiure. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha iniciado una respuesta de emergencia para atender las necesidades urgentes de salud y agua potable en los centros de reasentamiento. La situación es crítica y requiere un compromiso humanitario sostenido para prevenir una catástrofe mayor.
La violencia en la provincia de Cabo Delgado, Mozambique, ha provocado la mayor ola de desplazamientos masivos desde febrero de 2024. Más de 50.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a los recientes ataques de grupos armados no estatales.
Familias enteras, incluidos niños pequeños, mujeres embarazadas y ancianos con enfermedades crónicas, han huido aterrorizadas, caminando durante días para encontrar refugio en campos improvisados en Chiure. Las condiciones en estos lugares son extremadamente precarias y la incertidumbre sobre su futuro es abrumadora.
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha iniciado una respuesta de emergencia en dos centros de reasentamiento temporal para abordar las necesidades más urgentes. La organización ha hecho un llamado a la coordinación y mantenimiento de los esfuerzos humanitarios ante el aumento de las necesidades derivadas del conflicto.
Las comunidades atrapadas entre el conflicto y desastres naturales enfrentan desplazamientos reiterados y traumas continuos. Si no se toman medidas inmediatas, existe un riesgo real de que se produzca una catástrofe humanitaria aún mayor. Sebastian Traficante, coordinador general de MSF en Mozambique, enfatiza que “esta crisis no puede seguir siendo invisible” y destaca la necesidad urgente de un compromiso humanitario coordinado.
El prolongado conflicto ha dejado secuelas invisibles en la población. Muchos temen por sus vidas si permanecen en sus hogares, pero también enfrentan enormes dificultades para cubrir necesidades básicas como alimentos y atención médica al huir. En la región, solo seis de los dieciséis centros de salud funcionan adecuadamente debido a daños causados por fenómenos meteorológicos extremos y el conflicto armado.
Rosalina Maciel, una mujer desplazada que huyó tras los ataques a su aldea, relata: “Ahora, toda mi aldea ha desaparecido, todo es cenizas”. Su experiencia refleja la realidad compartida por miles que buscan refugio mientras lidian con la ansiedad y el hambre.
A medida que las organizaciones enfrentan recortes en financiación internacional, su capacidad para responder a esta emergencia se ve amenazada. A pesar de esto, MSF continúa brindando apoyo vital a través de servicios médicos y recursos esenciales para prevenir enfermedades en condiciones superpobladas.
En los primeros 15 días de intervención en Chiure, MSF realizó más de 4.500 consultas médicas e identificó casos críticos como desnutrición y malaria entre los recién llegados. La situación sigue siendo crítica y requiere atención inmediata para evitar un deterioro aún mayor.
A fecha del 20 de agosto, las familias que aún permanecen en Micone y Namicir están siendo trasladadas a centros habituales en Chiure, donde MSF mantiene su compromiso inquebrantable de asistencia ante esta crisis humanitaria sin precedentes.
Cifra | Descripción |
---|---|
50,000+ | Personas desplazadas |
4,509 | Consultas médicas realizadas por MSF |
31 | Casos de desnutrición identificados |
380 | Número de niños tratados por malaria |
600,000 | Litros de agua potable garantizados |
La provincia de Cabo Delgado en Mozambique está sufriendo una ola de violencia que ha desencadenado el mayor número de desplazamientos masivos desde febrero de 2024. Más de 50,000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a ataques perpetrados por un grupo armado no estatal.
Las familias que han huido se encuentran en condiciones extremadamente precarias en campos improvisados en la localidad de Chiure, enfrentando necesidades urgentes de alimentos, refugio y atención médica.
MSF ha puesto en marcha una respuesta de emergencia en dos centros de reasentamiento temporal, proporcionando atención sanitaria primaria, servicios de salud mental y recursos de agua y saneamiento para prevenir la propagación de enfermedades entre los desplazados.
Las principales necesidades incluyen alimentos, refugio y atención médica. Muchas familias están luchando por sobrevivir y enfrentan un futuro incierto debido a la crisis prolongada.
Si no se toman medidas inmediatas, existe el riesgo de que se produzca una catástrofe humanitaria aún mayor, con un deterioro continuo de la salud y dignidad de miles de personas afectadas por el conflicto.