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Cuatro diferencias entre solicitar un microcrédito online o decantarse por un préstamo tradicional
(Foto: pixabay.com)

Cuatro diferencias entre solicitar un microcrédito online o decantarse por un préstamo tradicional

martes 09 de mayo de 2017, 16:40h

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Podría definirse como crédito esa operación de índole financiera en la que una persona determinada, llamada acreedor, le presta una suma estimada de dinero a otra, conocida como deudor. En base a tal acuerdo, el último debe dar su palabra, comprometerse a devolver hasta la última moneda acordada. Para ello, se le concederá un plazo previamente, el cual debe cumplir, ya que en origen, dio su visto bueno ante tal transacción. Por su parte, la cantidad total dependerá de unas condiciones estipuladas entre los dos entes que negocian. A dicha suma a devolver, tendremos que añadir los intereses devengados, así como otros costes asociados y posibles seguros, en caso de que existan.

Mucha gente, y no sin razón del todo, asocian los microcréditos a un tipo de crédito para imprevistos. Si bien tal consideración no explica por completo el alcance de los gastos que puede acometerse con un producto financiero de este tipo, no van mal encaminados, ya que es uno de los usos más habituales que le suelen dar las familias de nuestro país a estos créditos ofertados por Internet.

Con la irrupción de esta plataforma digital en nuestras vidas, pocas cosas han permanecido inmóviles o estáticas ante el paso de este huracán. A principios de este mismo siglo comenzó el tremendo “boom” de la red, la cual no ha parado de adquirir popularidad y atributos hasta el día de hoy; como así se espera, por otra parte, que siga sucediendo durante los próximos años. Internet parece hoy día imparable, y las empresas que han sido tremendamente reacias al cambio, a modificar sus actividades en cierto modo aunque sea, lo han notado terriblemente. En Internet se puede hacer de todo, como por ejemplo solicitar un crédito rápido (los microcréditos también son conocidos por esta acepción).

Muchas empresas empezaron a ofrecerlos hace algunos años, y su “fama” no para de crecer hasta nuestros días. Esto se debe fundamentalmente al importante elenco de ventajas y facilidades que ofrecen al potencial cliente, que ve cada vez más con buenos ojos la irrupción de estos productos, en contraposición a los “incómodos” préstamos bancarios tradicionales, tan difíciles de obtener muchas veces en los tiempos que corren.

Pero valorando de manera un tanto breve algunos aspectos entre estas dos figuras financieras, señalar:

  • Documentación: el papeleo se irá al traste con los microcréditos, en contraposición a la tesitura de los tradicionales, que siempre exigirán más burocracia y documentación al futurible demandante.

Para solicitar una cantidad de dinero por Internet, únicamente tenemos que disponer de un DNI en España, tener una cuenta bancaría en nuestra nación, y ser mayor de edad. Sin duda, trámites bastante ágiles.

Por su parte, los préstamos bancarios frecuentemente exigen las nóminas recientes del potencial cliente, así como en no pocas ocasiones, el IRPPF del individuo de los años previos. En el supuesto de que no pueda presentarlos, se tendrá que volver sin la ansiada financiación.

  • Cuantía Económica: los créditos online sobresalen por ofrecer sumas menos elevadas. Con frecuencia, no suelen superar los 800 euros, aunque siempre hay excepciones y oportunidades de solicitar más pasta. En el caso de los créditos que demandamos en los bancos de toda la vida, los importes tienden a ser superiores. Como poco, suelen ser de 500 euros. Tal vez esta sea otra situación que explique la cada vez mayor demanda de microcréditos, ya que la gente todavía sufre los efectos de una Crisis que se prolonga ya desde el pasado 2008 hasta los tiempos que corren.
  • Comodidad: con nuestro aparato electrónico personal, tablet, móvil u ordenador, podremos pedir con apenas unos clics y en pocos minutos un microcrédito. La respuesta nos llegará casi de manera inmediata, y en el caso de que todo esté en orden y podamos exigir una cantidad determinada, nos será facilitada en un margen temporal bastante estrecho, que no debe superar la media hora. Por el contrario, si queremos elegir un préstamo del otro tipo, no nos quedará otra alternativa que difiera de acudir a una sede financiera, a un banco clásico, y comenzar allí unas gestiones que se pueden prolongar bastante. Eso, si no tenemos que tragarnos una cola exagerada, que acabe poco menos que por desesperarnos. Con los microcréditos, el cliente pide su suma, y si se le da el visto bueno, la recibe en su cuenta bancaria en cuestión de un escaso “puñado” de minutos.
  • Registros de Morosos: el más famoso y consultado por las empresas españolas probablemente sea ASNEF. En caso de que figuremos en una lista de este tipo, nos será tremendamente complicado poder acceder a una financiación a medida, ya que las trabas que nos encontraremos por el camino imposibilitarían tal fin. Sin embargo, en el caso de los microcréditos, se tiene la posibilidad (cumpliendo unos requisitos nada exagerados) de reclamar dinero, incluso figurando en un registro como este.

Esperamos haberles orientado sobre algunas particularidades relativas a créditos de diversa índole.

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