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En Sudan del Sur la violencia sexual es un arma de guerra
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En Sudan del Sur la violencia sexual es un arma de guerra

Por Redacción
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admincibelesnet/5/5/13
cibeles.net
martes 25 de julio de 2017, 17:54h

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Amnistía Internacional (AI) denuncia que el conflicto en Sudán del Sur acarrea una violencia sexual "a gran escala" que sufren miles de mujeres y niñas y algunos hombres por motivos étnicos, que les causan estimatización y no tienen a quién pedir ayuda.

En un informe titulado 'Sin permanecer en silencio: supervivientes de la violencia sexual en Sudán del Sur piden justicia y reparaciones', Amnistía Internacional revela actos de violencia sexual con agravantes cometidos contra miles de personas en todo el país desde que estallaron las hostilidades en diciembre de 2013.

El informe es el resultado de un proyecto conjunto de investigación de Amnistía Internacional y 10 defensores de los derechos humanos de Sudán del Sur que no pueden ser nombrados por miedo a que su Gobierno tome represalias contra ellos.

Los agresores proceden de ambos bandos del conflicto, que enfrenta a las fuerzas gubernamentales del presidente Salva Kiir, de etnia 'dinka', con las fuerzas opositoras de Riek Machar, de etnia 'nuer', y a sus respectivos grupos armados aliados.

"Son actos premeditados de violencia sexual en gran escala. Se ha sometido a mujeres a violaciones en grupo, agresiones sexuales con palos y mutilaciones con cuchillos", afirmó Muthoni Wanyeki, directora regional de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos.

Wanyeki añadió que esos actos "son indefendibles y dejan secuelas que debilitan y cambian la vida a las mujeres, incluidas lesiones físicas y trastornos psicológicos". "Muchas sobrevivientes, además, han sido repudiadas por su esposo y su familia política, y estigmatizadas por su comunidad", añadió.

Un equipo de investigación de Amnistía Internacional entrevistó a 168 víctimas de violencia sexual (de las que 16 eran hombres) en ciudades y pueblos de los cuatro Estados sursudaneses (Ecuatoria Central, Jonglei, Alto Nilo y Unidad) y en tres asentamientos de personas refugiadas en el norte de Uganda.

En algunos casos, los agresores mataron a las víctimas después de violarlas. Hubo el caso de una mujer a quien los agresores mutilaron la vagina con un cuchillo después de violarla por resistirse. Murió a los cuatro días a causa de las heridas.

También hubo ataques contra civiles varones. A unos los violaron, a otros los castraron o les clavaron agujas en los testículos. En un caso especialmente espeluznante, cuatro soldados del Gobierno introdujeron paja en el conducto anal de un joven, le prendieron fuego y miraron cómo se quemaba vivo.

SECUELAS DE LOS ATAQUES

Un superviviente llamado Gatluok, que no pudo escapar con los demás cuando los soldados del Gobierno asaltaron su pueblo, en el Estado de Unidad, en mayo de 2015, contó lo siguiente a Amnistía Internacional: "Debido a mi ceguera no pude huir con los jóvenes, así que me capturaron. Me dieron a elegir entre violación y muerte. Yo dije que no quería morir, así que decidieron violarme".

Una de las mujeres con las que habló Amnistía Internacional ahora es seropositiva, otras sufren fístulas e incontinencia intestinal y varios hombres han quedado impotentes. Muchas víctimas afirmaron que sufrían pesadillas, pérdida de memoria y falta de concentración, y que habían pensado en vengarse o suicidarse, todos ellos síntomas comunes del trastorno de estrés postraumático.

Muchas de las víctimas fueron atacadas por su origen étnico, algo cada vez más asociado a la adhesión política al gobierno o a la oposición. En la mayoría de los casos documentados, hombres de etnia 'dinka' atacaron a mujeres de etnia 'nuer', y hombres 'nuer' atacaron a mujeres 'dinka', pero también hubo casos de hombres 'nuer' afines al Gobierno que violaron a mujeres 'nuer' a las que consideraban afines a la oposición. En otros casos, soldados del Gobierno atacaron a mujeres de comunidades que no eran de la etnia 'nuer'.

Wanyeki apuntó que "el Gobierno de Sudán del Sur debe tomar medidas deliberadas para detener esta epidemia de violencia sexual, empezando por transmitir un mensaje inequívoco de tolerancia cero, ordenando inmediatamente una investigación efectiva e independiente sobre los ataques que se han cometido y garantizando que se obliga a los responsables a rendir cuentas en juicios justos".

"Asimismo, debe disuadir de la comisión de actos de violencia sexual, entre otras cosas apartando a los sospechosos de las fuerzas armadas hasta que las acusaciones contra ellos se confirmen o descarten de manera independiente. A las víctimas debe proporcionárseles justicia, asistencia médica y reparación", añade.

Además, agregó que "las fuerzas de la oposición deben prohibir igualmente la violencia sexual en sus filas, adoptar mecanismos sólidos de vigilancia de la conducta de sus combatientes y cooperar en todas las investigaciones y procesamientos de sus miembros en virtud del derecho internacional".

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